Estimado Mandatario
Estoy consciente que en su momento, casi todos los salvadoreños vimos en usted a la persona que daría materialidad a un anhelo que se había formado, en unos casos, descubierto y redescubierto en otros… lo importante es que se había venido forjando una lucha histórica que aglutinó a intelectuales, profesionales, campesinos, obreros, estudiantes, amas de casa, empleados/as… muchos perdieron la integridad de su cuerpo e incluso hasta su vida… para hacer de un sueño, algo real, vigente y palpable.
No le hablaré de otros países, por lo tanto, tampoco compararé a nuestro país con otras naciones; pero es que nuestra historia es tan importante e interesante que me siento obligado a hacer mención que dentro de nuestros “compatriotas” hay quienes han cometido actos inimaginables de barbarie contra el resto y hasta ahora a nadie le ha interesado… nadie se interesa por la individualidad e identidad de las víctimas del Mozote, de las Hojas o del Sumpul… más que por la cantidad de ellos (La masa)… cada uno de ellos era un ser humano con derechos inalienables… que fueron violentados salvajemente… esto es algo que entristece mi alma, pero claro para entender esto hay que tener una clara mentalidad pro derechos humanos… y que conste, que no estoy diciendo que usted no la tenga.
Lo que se quiere, nada más, es que se esclarezcan de una vez por todas, de forma oficial, el asunto de las autorías, en los principales actos de violación de los derechos humanos… los abusos de poder estatal y los crímenes de lesa humanidad, que indudablemente están pendientes de ser enjuiciados y castigados. ¿Quién dio las órdenes, quién sirvió de intermediario y quién las ejecutó materialmente?
Información completa, justicia y castigo… solamente entonces valdrían las disculpas institucionales… sin mencionar que son otros los que realmente deben pedir perdón.
Por otro lado, todos sabemos que usted no puede cambiar la situación del país de la noche a la mañana, pues para ello más que de un presidente, se necesitaría de la ayuda de Dios… pero si al menos usted demostrara un poquito de cercanía con las necesidades de la gente humilde y no un simple discurso, muy típico en la gente de la derecha.
El pueblo se identificó y se comprometió con su candidatura, esperando un alto grado de reciprocidad de su parte, pero… y con las disculpas del caso… de eso no se ha visto mucho… esperamos y seguimos esperando.
Pero sepa una cosa, señor Presidente… el pueblo sigue teniendo esperanza, pues cuenta con un instrumento permanente, que es el partido, que con sus defectos (Pequeños burgueses en la dirección) sigue siendo la herramienta política de un pueblo que sigue en la trinchera, pues sigue marginado, que sigue sin tener nada, que sigue acostándose con hambre por las noches y que sigue soñando… con nada de eso puede terminar nadie, ni su actitud desilusionadora, ni los intentos de la gran burguesía nacional ni las presiones del imperio transnacional.
Por eso es que la lucha sigue, señor Presidente… por hacer realidad los derechos humanos de los salvadoreños, no de la gran empresa, tampoco de un grupo de tecnócratas o burócratas y pequeños burgueses, que se sientan en sus escritorios a pensar en viajar por el mundo en primera clase y tener los vehículos último modelo…
Finalmente expresarle mi más sincera preocupación por la forma en que se están dirigiendo las cosas a nivel institucional en las diferentes carteras del Estado… de una vez por todas, el pueblo no quiere continuidad, quiere cambios reales, en la forma de pensar, de actuar, de dirigir y de administrar la cosa pública…
Atentamente, JUAN RAMÓN ARAUJO LÓPEZ