PRIMERA PARTE
Este tema trae ya varias
décadas de estar en la mesa de discusión y sigue de moda porque siguen habiendo
mujeres violentadas por su condición; pero nadie llega a la verdadera raíz del
problema.
Entre las soluciones que se
han implantado están: Medidas legislativas, judiciales, policiales, entre otras
tantas… y el verdadero error que no permite la erradicación de éste flagelo
está en ver a la familia como una institución, cosa que sirvió en algún momento
de la historia para superar la etapa en que dicha realidad jurídica era vista
como una especie de contrato, donde se trataba de manejar intereses económicos.
Ni es un contrato, ni es una
especie de “pequeño gobierno” establecido por amor de los gobernantes a los
gobernados.
Es que desde las culturas
religiosas se ha pretendido que el padre es “la cabeza del hogar”; esta idea
que es el hombre quien piensa y los demás miembros de la familia solo obedecen,
tiene su arraigo en nuestra cultura e incluso en audiencia, algunos jueces de
familia y de paz, imponen estas ideas, aludiendo que como cristianos, deben
someterse a dicho precepto bíblico.
Ni la mujer pertenece al
hombre ni el hombre a la mujer, ni los hijos son propiedad de estos; y dentro
de la familia, ninguno piensa por el otro.
La familia no debe ser
considerada una figura civil, ni administrativa, sino más bien una forma de
unión humana sui generis, donde los derechos y los deberes de todos tienen el
mismo valor e importancia.
Hombres y mujeres deben ser
considerados “seres humanos”, por lo que debe dejar de llenarse la casilla “F”
o “M” en las aplicaciones de empleo.
Debe dejar de usarse el
término “sexo débil”.
Se debe dejar de dedicar
colores, roles y juguetes, a niños y niñas.
Porque igualdad es igualdad,
no pretender presunciones abusivas a favor de “x” o “y” género. La violencia de
género debe desaparecer, no cambiar de víctimas y victimario.
Cambiar pensamientos, para
cambiar prácticas…
Jueces apliquen la
Constitución, las leyes secundarias y los tratados internacionales y nada más.
AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD JURÍDICA
2 comentarios:
No pega el titulo con el contenido.-Violencia de Genero se refiere a Masculino y Femenino. No a Gay o Lesbianas.-En todo caso no hay donde perderse en este momento, a menos que haya una Reforma Profunda en la Constitución Política sobre este tema y en la Ley de Familia en lo relativo.-Esta ultima define lo que es el Matrimonio. Art. 11.-Hombre y Mujer, no mixtos.- en relación a este tema, cada quien tiene su criterio y manera de pensar- La Iglesia y hablamos de Iglesia en general ( Católica o Protestante), no esta de acuerdo con el matrimonio gay o lesbianismo, por que va contra sus principios o fundamentos, lo cual indudablemente debemos respetar.-Si yo soy Católico o Protestante, debo estar de acuerdo con los principios de mi FE.- Un político no.- Generalmente un Político no practica ninguna Fe y hasta hay políticos ateos.-Esto también debemos respetar.- Venir a afectar a otros y en este caso a la sociedad en general legitimando un matrimonio gay o lesbiánico, también es falta de respeto para la sociedad en general, cuando ésta no se ha manifestado al respecto.- No se trata de imitar. Si otras sociedades o culturas lo hacen, que bien, pero ese no puede ser motivo para afectar a la nuestra.-Mi opinión personal se resume en esto: Estudios profundos médicos-psicológicos han llegado a la conclusión de que Gay o Lesbiana, no se nace, se hacen.- Esto, sin meter a Dios.-
Gracias por su comentario Juan Eduardo Martínez; quiero que usted note la resistencia al cambio de mentalidad; cuando se le habla de evitar los roles de género, usted inmediatamente piensa en ser gay o no ser gay, o sea que si un niño juega con muñecas es gay, si a un niño no le dicen que es el macho dominante lo hace gay, si un hombre lava ropa, cocina o hace otras actividades "femeninas" es gay.
No se trata de ser gay o no ser gay; se trata de igualdad de género. Se trata que algunos hombres golpean a las mujeres porque creen tener un derecho natural para ello, ser más fuertes, ser dominantes... ser el HOMBRE DE LA CASA.
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